sábado, 24 de octubre de 2009

Ahogados…

Una mañana observe un sapo, atrapado, flotando en un balde; aquella agua en la que flotaba estaba contaminada. El sapo se veía muy débil y solo flotaba allí. Posiblemente había estado allí por mucho tiempo…
Decidí tocarle con la punta de un palo y no se movió simplemente ya no tenía propósito para hacerlo; resolví que lo arrastraría con el palo y lo sacaría. El se asusto, y determine que no debía sacarlo ya que quizás su destino era ese, morir ahogado allí; así que lo deje a su voluntad y situé el palo en la orilla en la que él estaba. El colocó sus patas y finalmente trepo, se quedo en el costado del balde unos minutos y luego partió….

A veces pretendemos salvar a las personas de sus destinos, en especial cuando han caído es cuando más las sobreprotegemos tratando de que no sufran y haciéndolos escapar de esas experiencias que al examinarlas más a fondo por evadirlas no sabemos si hubieran sido malas o buenas.
Todos necesitamos una mano pero una, No que nos saque de apuros; sino que este allí para cuando decidamos tomarla para salvarnos…
Pocas veces nos detenemos a pensar en que es lo que nos ahoga y como podremos salvarnos y afrontarlo, pocas veces nos escuchamos a nosotros mismos. Generalmente estamos muy ocupados para quedarnos solos con nosotros mismos. No hablando, no pensando en trivialidades, y cosas pertenecientes al exterior. Sino estando en quietud absoluta; sintiendo y escuchado lo que dice nuestro interior, aquel que no es mente ni alma aquel que está más profundo…

Pensamos en saber más y mas, concluimos que encerarnos en la seriedad es la solución para deshumanizarnos, pero no vemos la profundidad que hay en las pequeñas cosas que nos rodean.
Dejamos de oír los sonidos de la naturaleza, abandonamos la profundidad que nos ofrece la soledad, dejamos de jugar como infantes ya que lo creemos muy insulso y nos sumimos en una actitud de seriedad y amargura, en la cual ahogamos nuestras emociones y nos las exploramos ni las expulsamos; sino que las tratamos de apilar creyendo que pasaran y se difuminaran solas.
Pensamos en modas, banalidades, y artículos externos que nos den cierta alegría; pero muy poco pensamos en hallar ese algo que calme nuestro interior.

Interior el cual yace abandonado del cual no oímos ni queremos saber de su existir porque aparentemente no nos concierne.
Aun así pretendemos encontrar la verdad en el exterior, encajándonos en ideales, religiones, creencias, grupos y demás pretendiendo así encontrar una misión y una realidad, evadiéndonos siempre de estar con notros mismos, desechando siempre la tarea de escucharnos de sentirnos realmente y enfrentarnos…

Solo queremos y creemos aquello que es tangible, aquello que se ve y se siente, aquello que da una aparente alegría perdurable. Pero hemos dejado de sentir, hemos abandonado el todo por la nada y solo seremos consientes de ello cuando algo supremamente lamentable nos ocurra.
Nuestra luz hacia el Walhalla se extingue cada vez mas mientras sigamos en el sendero de la perdición; y esto solo sucede porque nosotros mismos nos alejamos de ella…
Nos ahogamos y no intentamos nadar un poco más, nuestra voluntad a decaído de tal modo que la luz es una esperanza lejana y efímera que ya no queremos tratar de entender ni luchar por ella…
Pretendo asomar una mano a muchos de los que aun estamos flotando, y anhelo que la luz llegue a la vida de muchos para así dejar de recaer en un eterno retorno de lo ahogado en un retorno de lo ruidoso y lo que cada vez nos aleja más de nuestro camino interior….

88Daniela

2 comentarios:

kimet dijo...

oh!!!!

la foto de cabecera,esas montañas nevadas,ese lago,que sensaciones tan incontrolables me producen,yo quiero morir ahí,ya que vivir,de momento no puedo.

Anónimo dijo...

http://libros-ns.blogspot.com/ libros NS saludos